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sábado, 11 de junio de 2011

El “metamanagement” de Fredy Kofman

El “metamanagement”, idea propuesta por el gurú Fredy Kofman, plantea las principales características de la relación existente entre los subordinados y los superiores. Su planteamiento queda reflejado en la siguiente afirmación: “La vida organizacional está plagada de inconsistencias, ambigüedades, dilemas y contradicciones. Uno quiere que sus empleados asuman riesgos, pero no quiere que se equivoquen; uno quiere que le cuenten los problemas, pero prefiere no recibir malas noticias; uno quiere que comprendan claramente sus instrucciones, pero no quiere que le roben demasiado tiempo con preguntas...”.  

Para Fredy Kofman, los directivos de muchas organizaciones permiten la existencia, en sus empresas, de códigos de conducta contradictorios, paradójicos e incongruentes.
Con grandes dosis de sarcasmo, este gurú realiza una radiografía de las relaciones más típicas entre un jefe y sus subordinados. Habla de las siguientes situaciones con total ironía:

- El trabajador puede asumir riesgos, pero no equivocarse.
- Un superior nunca debe saber que sus subordinados tienen problemas, aunque los tengan.
- Exigen la verdad, pero no quieren que, bajo ningún concepto, les den malas noticias.
- Los trabajadores pueden expresarse con autonomía, pero mejor que no contradigan el punto de vista de su superior.
- Mejor si los subordinados son creativos, siempre que se ciñan a los procesos convencionales de la empresa.
- Los directivos exigen que nadie se comprometa a hacer algo que no pueda. Sin embargo, tampoco están dispuestos a que ningún trabajador rechace una de sus órdenes.
- Los superiores animan a hacer preguntas, no obstante, no les gusta apreciar signos de ignorancia.

Tras exponer este tipo de comportamientos, el gurú asegura que lo que los mánagers dicen hacer es bastante diferente a lo que realmente hacen. Cree que esta postura, algunas veces, no es intencionada: “la persona en cuestión puede ser inconsciente de que hay una disparidad entre las dos teorías”.

A estas formas de actuar, el gurú las define como “rutinas defensivas organizacionales”. Exactamente, dice que son las estrategias que evitan que las personas se sientan expuestas a la vergüenza. Evitan que las personas sean responsables de la inconsistencia entre sus palabras y sus acciones. Son estrategias autoprotectoras del modo de control unilateral, detienen el aprendizaje e intentan reafirmar la seguridad personal, mientras hunden a la organización en una espiral de autodestrucción”.

Kofman cree que, cuando las relaciones entre los miembros de la organización se vuelven esquizofrénicas y de enfrentamiento, la empresa cae en una parálisis depresiva. “Esta parálisis hace que los errores crezcan y se intensifiquen, lo que obliga a realizar aún mayores esfuerzos para ocultarlos y resta más energía a su atención y corrección. En el extremo, la organización naufraga hacia un abismo material y psicológico, arrastrando a quienes no la abandonan a tiempo”.

El gurú advierte a los directivos sobre estas rutinas defensivas, de las que afirma que no sólo atentan contra los resultados económicos, sino también “perjudican las relaciones entre las personas y su salud mental”.

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